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DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

(Todos los derechos reservados) 

 

PRINCIPIOS PROGRAMÁTICOS

 

Dentro de su línea programática, Avanzada Nacional busca: 

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1.- La creación de una acción mancomunada que supere los esquemas de izquierda y derecha, división que considera artificial y que tiene como finalidad dividir y destruir a la patria.

 

[2]. Ideológicamente, el partido propugnaba la autonomía y despolitización de las agrupaciones gremiales, apoyando la autonomía de los cuerpos sociales. Así mismo declaró su rechazo al marxismo, por considerarlo una ideología materialista que atenta contra los valores elementales del ser humano

 

[3]. También hizo visible su desprecio al régimen de gobierno democrático, debido a que para ellos, en este sistema el poder radicaría en instituciones ‘antinaturales y oligárquicas’, como lo eran grupos dirigentes y los partidos políticos tradicionales, que de la misma manera fomentaban la división de la comunidad nacional y permitían la intervención de intereses foráneos en la política nacional

 

[4]. En términos económicos, Avanzada Nacional se declaró a favor de la propiedad privada, a quien veía como un derecho natural de las personas, el que debía ser regulado en sus manifestaciones prácticas. Apoyaban más bien la idea de un Estado Subsidiario, que permitiese la libertad de acción, pero que cuidase los límites de la economía.

 

FUNDAMENTOS ESENCIALES

 

El hombre; La sociedad y el Estado 

Reconocemos en el hombre un valor trascendente. De este valor emana con verdadero fundamento la dignidad de la persona humana. Mientras las sociedades y el estado se agotan en el tiempo, el hombre los trasciende, ya que vive en la historia, pero no se agota con ella. Los derechos y deberes del hombre son superiores al Estado y tienen su orígen en la naturaleza trascendente de la persona humana.

 

Puesto que el hombre no puede alcanzar su plenitud si no es en la convivencia social, el primer deber del hombre es el de la solidaridad y la fraternidad con sus semejantes, que se traduce en la preocupación permanente por la búsqueda activa del bien común. El bien individual de cada uno  exige, para ser tal, el respeto, la participación y el concurso al bien común a los demás. La conformación a un destino de plena realización individual está así íntima e indisolublemente ligada a la construcción de un destino colectivo de justicia, de paz, de armonía y equidad entre los hombres.

 

CHILE: NACIÓN SOBERANA

 

Reconocemos a Chile como una unidad de destino en lo universal. Defender celosa y activamente la autodeterminación de nuestra Patria, en paridad con subjeciones frente a todos los demás pueblos de la tierra, es el más primordial imperativo de cada chileno. la tarea de grandeza que queremos para Chile solo puede cumplirse en la estabilidad fecunda del orden y la prudencia de la paz.

 

Pero la historia contemporánea ofrece demasiados ejemplos de naciones pacíficas que han sido avasalladas y de agrupaciones étnicas condenadas al virtual exterminio en medio de la indiferencia cobarde o de la solapada a las más inesperadas y brutales tensiones, sostenemos que la preservación de la paz, que nos es indispensable, descansa exclusivamente en la fortaleza moral del pueblo chileno. Su única garantía aún la reciedumbre, el empuje y la cohesión interior de que Chile ha testimoniado siempre resistir a los embates de la adversidad. 

 

CHILE : UNA TAREA

 

La Comunidad Nacional.

Avanzada Nacional concibe a Chile como una tarea colectiva, cuyo rumbo es el desarrollo y cuya meta es la justicia social dentro del bien común. 

Creemos que todos los chilenos tienen el derecho a participar y el deber de contribuir sin excusas a esta tarea, que se expresa en la voluntad de hacer de Chile una gran Nación. 

 

CHILE: ESTADO DE DERECHO

 

La majestad de la ley:

Chile es un Estado de Derecho. Afirmamos que la justicia, la paz y el orden entre los chilenos descansan en la majestad de la ley. La ley obliga a todos sin previlegios ni excepciones. Creemos que el respeto y la obediencia a la Constitución y a la Ley son consustanciales a la convivencia social y constituyen los más sagrados deberes cívicos de cada chileno. Por ello, quién premeditadamente trasgrede la ley, cualquiera sea su rango o autoridad, se excluye voluntariamente de la Comunidad Nacional, no es digno de participar en ella y merece sanción.

 

La ley está hecha para cumplirse. El ciudadano que la elude mediante resquicios y el funcionario que descuida su aplicación no tienen excusa. Puesto que la justicia, la paz y el orden entre los chilenos descansan en la majestad de la ley, dependen de su acatamiento y se perfeccionan gracias a su fiel interpretación, en las jerarquías de las funciones comunitarias la dignidad de Juez ocupa uno de los primeros rangos. 

 

El decoro, la autonomía, la independencia y la autosuficiencia del Poder Judicial deben ser celosamente resguardados de la ciudadanía. En la tarea de hacer de Chile una gran Nación, el marco jurídico institucional que los chilenos libremente se dan, conforma el unico conjunto de normas legítimas de participación en el quehacer colectivo a las que ningún chileno puede sustraerse y a cuya defensa todos están llamados.    

 

CHILE: NACIÓN DE TRABAJADORES 

 

Puesto que Chile es una gran tarea colectiva, reclamamos para el trabajo creador la más absoluta prioridad en el rango de las actividades nacionales. Es el trabajo fecundo lo que dignifica la vida de cada chileno. Chile es una nación de trabajadores. El desarrollo económico representa un desafío que supone jerarquías y demanda disciplina en las tareas productivas y en los hábitos de trabajo. En un sistema de economía social de mercado, como el que sostenemos, y sin el cual la democracia no es posible, la libertad de producir está también subordinada al bien común. El genio inspirador de la economía privada no excusa ni la explotación de los más débiles, ni el egoísmo derrochador, en el frenesí de los consumos, ni la nimiedad, ni la ineficiencia.

 

En el plano económico, otorgamos a la iniciativa privada  la misión de vencer nuestro subdesarrollo y al Estado el de erradicar la miseria. Ambas finalidades conjugan, de tal modo que la iniciativa privada como la del Estado están al servicio de la justicia y del bien común. No queremos desarrollo económico sin justicia, ni justicia sin desarrollo y bienestar.

La iniciativa privada sólo subsiste en el ámbito de equidad y responsabilidad regidos por el interés nacional. Su supervivencia depende en cada instante de la madura y responsable conducta moral de cada empresario, más grave es su responsabilidad social. El delito económico debe ser claramente conformado por la ley y su sanción ha de revestir un carácter ejemplarizador. 

 

Condenamos como intrínsicamente opuestas y repugnantes al alma nacional aquellas doctrinas materialistas que convierten los procesos económicos, sea cual sea el modelo aplicado,  en factores predeterminantes de la vida nacional. Cuando la economía no está a favor del bien común, se pervierte. El extremo liberalísmo es tan condenable como el marxismo. La libre iniciativa tiene, pues, como límite el bien común y la permanente necesidad de concordancia con las metas que la Comunidad Nacional se fija, en la tarea de hacer de Chile una nación grande, próspera y justa. 

 

El principio de subsidiaridad jamás puede contrariar la misión planificadora univoca, que por excelencia corresponde al Estado en los grandes objetivos nacionales, o transformarse en pretexto para quebrantar la unidad de propósitos en que laboran los chilenos. En suma , si bien el desarrollo económico tiene importancia vital para nuestro destino, ha de ser rigurosamente compatible con el desarrollo político, el desarrollo social, el desarrollo tecnológico, el desarrollo cultural y el constante perfeccionamiento cívico de la Comunidad Nacional. 

 

Postulamos la creación de un vigoroso movimiento laboral, de la más pura inspiración sindicalista, liderado de tutorías sectarias o ideológicas, y técnicamente capacitado para sostener con firmeza y ecuanimidad las aspiraciones de todos los trabajadores chilenos, a la vez para dialogar con altura de miras en la justa conjunción de los intereses productivos. Por lo mismo, postulamos una activa y cada vez más ancha participación de los trabajadores en la empresa en que laboran, sea mediante mecanismos de cogestión, de participación en sus utilidades u otras formas integradoras que los hagan sentirse responsables y participe en la suerte y desarrollo de la empresa. En la estructura de las empresas nacionales ha de primar un criterio realista que estimule su adecuación, toda vez que la naturaleza de las mismas lo admita, a otras formas de participación específica, como es el caso de las empresas de usuarios, trabajadores o cooperativas, pero conservando inalterables las reglas de la libre y paritaria competencia.   

 

CHILE: DEMOCRACIA SOCIAL

 

El principio de subsidiaridad. 

Aspiramos a que las sociedades intermedias sean conceptuadas también como órganos de expresión de los chilenos en el seno de la Comunidad Nacional. En ellas, libre,  igualitaria y democráticamente, cada chileno adquiere así el derecho y el deber de integrarse participativamente en su doble carácter de trabajador y de miembro responsable de una familia, sin más distinción en su rol de aquella que marca el esfuerzo personal, la moral del mérito y la voluntad de servicio al bien colectivo.

 

Concebimos a la familia agrupación gremial o sindical como los basamentos sustantivos de las sociedades intermedias y aspiramos a que ellas constituyen el Poder Social, transformándolo en vehículo libre, a la vez que enriquecedor, a la acción del Poder Político. Las sociedades intermedias, como órganos naturales de expresión del quehacer social son anteriores al Estado. El Estado debe reconocer su existencia y reglamentar su ejercicio, pero no siendo él quién las crea, tampoco podrá negarlas. Consagramos así, una vez más, el principio de subsidiaridad y el derecho a la libre iniciativa en el campo económico y social.  

 

La Regionalización: El Municipio.

La Patria es una e indivisible, por ello, nuestra fidelidad y nuestro afán por Chile no reconoce postergaciones y abarca la plenitud de su territorio sin previlegios ni excepciones. La prosperidad de Chile depende del desarrollo integrado de cada una de sus regiones. Postulamos la descentralización como un imperativo y, el fortalecimiento de la iniciativa regional como una de las prioridades más urgentes que demanda progreso. Otorgamos a las sociedades intermedias una función determinante en la configuración que ha de corresponder a los Gobiernos Regionales, a sus Consejos de Desarrollo y al Municipio.

 

 

Propendemos a que su primer y básico cause de expresión sea la Comuna. En ella ha de concentrarse los impulsos y aspiraciones colectivas al bienestar que atañe al Municipio. Aspiramos a que los Consejos Regionales, a su vez, recojan este impulso creativo inspirador de la voluntad ciudadana, lo disciplinen y concierten. El Poder Social, así configurado, como doble frente de represantatividad de la familia y de la actividad productora, debe ser escuchado de preferencia en cuanto se refiere a la salud, educación y seguridad social.   

 

Concebimos el Consejo Económico y Social como el órgano en que se concierten piramidalmente las aspiraciones generales en la Comuna y la Región. Por ello, aspiramos a que una ley orgánica constitucional, determine su composición, la forma en que serán designados sus integrantes y le confiera, a lo menos, un rol consultor y asesor en la génesis de las leyes que atañen a su competencia. Las sociedades intermedias no justifican la intromisión del pluralismo  ideológico o partidista, puesto que sus tares participativas , deberes y actuaciones, en cuanto dicen relación con intereses inmediatos y evidentes de la comunidad, si bien admiten distintos criterios de eficacia, no soportan las disensiones doctrinales. 

 

Condenamos como corrupta cualquier interferencia partidista en el seno de las sociedades intermedias y, taxactivamente, en la vida comunal, sindical, gremial o universitaria. Los criterios de Seguridad Nacional no pueden quedar excluidos en la planificación de nuestra infraestructura industrial, de sus fuentes de energía o de sus servicios más vitales. Tampoco pueden estarlo en la asignación fundamental de nuestras materias primas, la cautela de nuestros mercados y el empleo de nuestros recursos naturales básicos. Menos aún en cuanto compete a la esencia de nuestros recursos humanos, su salud y su capacitación. Reclamamos para las Fuerzas Armadas, conforme a lo dispuesto en la Constitución, un rango de participación en la planificación del desarrollo. 

 

 

CHILE:PROYECTO NACIONAL

El rol del Estado: Es de vital importancia para la nación, sus ciudadanos y para la seguridad nacional que todos los chilenos aspiran alcanzar.

La conducción de la Comunidad Nacional en torno a sus objetivos fundacionales de desarrollo corresponde al Estado. Al Estado le toca planificar, coordinar y jerarquizar los esfuerzos, iniciativas y potencialidades particulares de tal modo que converjan, se refundan y consoliden en un solo gran proyecto nacional, en el que Chile es concebido como desafío y como tarea. Afirmamos con energía el principio de autoridad. Aspiramos a un gobierno autoritario, impersonal y justo, árbitro rector de los destinos de Chile, por sobre las presiones o influencias de grupos castas o clases. Creemos que servir al Estado es el más alto honor a que puede aspirar un ciudadano. Conforme a la tradición Portaliana, el servicio al Estado no puede ser fuente de enriquecimiento o lucro personal, y la trasgresión a esta norma es la más condenable de las inmoralidades cívicas. Calificamos como el más grave delito el contuvernio entre la política y los negocios. 

 

 

EL NACIONALISMO: NUESTRA VOCACIÓN 

 

Reclamamos para Chile un destino de grandeza y para cada chileno la verdadera y cabal de posibilidades para forjarse, dentro de ese común destino, un porvenir próspero fundado en el esfuerzo dignificador del trabajo. En esta empresa solidaria solidaria colectiva no tienen cabida ni el parasitismo ni el parásito. El Nacionalismo no es una doctrina. Es, por excelencia, una actitud moral y cívica, un estilo de vida. Creemos en la virtud y el rigor del ejemplo. Reconocemos como  única fuente de jerarquía y de la autoridad aquella que tiene su origen en la despersonalización, la capacidad y el mérito. La grandeza de Chile es una obra creadora personal y constante de cada chileno. Aspiramos a la unidad nacional.   

 

 LA DEMOCRACIA: BASAMENTO DE EXPRESIÓN POLÍTICA 

 

Reconocemos la Democracia como el único sistema capaz de convivencia, justo y pacífico, en la sociedad contemporánea. La Democracia no es posible sin un adecuado pluralismo ideológico y sin la real coparticipación social. Tampoco puede concebírsela sin el más pleno e irreprochable respeto a todos y cada uno de los derechos humanos. Toda Democracia que no concede vías legítimas para dicentir es espórea. Rechazamos sin excepción para nuestra Patria cualquier sistema totalitario de construcción política o económica que, abierta o subrepticiamente, desfigure la voluntad de las mayorías o que, simulando acatarlas, las coharte y subyugue al dictado de castas oligárquicas, burocracias elitístas, despotismos de clases o partidos. la libertad solo vive en en ambito de libertad regulado por la ley. La subsistencia depende en cada instante de la madura y responsable decisión de cada ciudadano para sostener su imperio. la libertad dentro del rel derecho convierte así la ciudadanía en un ejercicio constante. Aquel ciudadano que renuncia a ejercer sus deberes de participación política o social, o los descuida, se hace indirectamente cómplice de quienes pretender destruir la Democracia.  

 

Cuando no existe una conciencia vigilante colectiva y cuando cada ciudadano no concurra ejemplarmente a la construcción del destino común, tanto en el campo político como social, la Democracia perece. No es posible tampoco que la Democracia sobreviva si se le niega instrumentos jurídicos eficaces para conservar intacta su esencia. La libertad, el pluralismo y el derecho a disentir tienen su límite en el seno de la Democracia misma y lo exceden cuando se esgrimen o conspiran en su contra. Los métodos de subversión, el empleo del terrorismo o la violencia , la discriminación racial, el exclusivismo  partidista y la exacerbación de la lucha de clases son incompatible con la Democracia y amenazan su existencia. Quienes emplean tales medios, se excluyen voluntaria y conscientemente de la comunidad de los chilenos.      

 

AVANZADA NACIONAL 

Nace a la vida y convoca a la ciudadanía a integrarse en sus filas, aspira a someter a la voluntad nacional un programa de acción pública coherente y global que abarque todos los aspectos del quehacer colectivo. No obstante, tal proyecto, realista y concreto, no puede ser la obra discriminada o arbitral de un grupo de personas o de sus primeros integrantes. Tendrá que nacer del diálogo y la participación responsable de todos sus integrantes y sólo adquirirá plena validez como el mandato democrático de su primera convención nacional. En dicho programa han de tener presencia relevante las políticas educacionales de salud. de previsión, de trabajo, de justicia, etc.. así como las correspondientes a cada sector productivo.   

 

Por Chile siempre.

AVANZADA NACIONAL 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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